Votar con conciencia de Patria
Pueblo empoderado
Por: Vidal Alvillar Andazol
Recuerdo, hacia finales de mil novecientos sesenta y nueve,
mi primer ejercicio al voto en la tercera contienda electoral presidencial en
Venezuela que se daba en el instaurado proceso democrático después de la caída
del régimen dictatorial del General Marcos Pérez Jiménez, algo para mi sin
ninguna expectativa o aprehensión por lo ideológico político. Eso sí, con
cierta influencia por la tendencia de mi humilde madre por los adecos.
En
el sobrevenir de mi vida, hasta finales del siglo pasado, mis siguientes
participaciones al sufragio por elegir alguien que rigiera los destinos de los venezolanos,
estuvieron signadas por el mero hecho de cumplir con mi deber ciudadano. Deber
ciudadano de una democracia enmarcada en una representatividad donde los ‘Juan Bimba’, remoquete para nosotros la
gente humilde, solo concurríamos cada cinco años o cada tres años según fuese
la ocasión para decidir sobre el destino nacional o regional del país;
ocasiones para lo cual si nos tomaban en cuenta.
A puerta del nuevo milenio irrumpe en Venezuela un
hecho inaudito e inédito, un hijo del pueblo es llevado a Miraflores por la
sapiencia y acertado tino de un ingente pueblo que vio en Hugo Rafael Chávez
Frías a quien sabría conducir las riendas del país. Comienza un proceso donde
los Juan Bimba, los pata en el suelo, los sin esperanza, ya no seriamos la masa
controlada y subyugada que solo era tomada en cuenta para que de vez en cuando legitimáramos
a quien o quienes decidieran por nosotros.
Chávez encarna las vicisitudes de un pueblo que urgía
de un mejor bienestar social, económico, familiar. Por ello, no se endiosa en
un poder, su primera acción se enfila a sentar las bases para la construcción
del país, convoca a todas y todos sin distinción ni menoscabo para contribuir
en esa construcción como participantes protagónicos en la elaboración de un
contrato social; la nueva Carta Magna de
la República.
Sin quedar allí, a lo largo del liderazgo de Chávez,
los venezolanos continuamos siendo participantes protagónicos del destino de
nuestro país. Un proceso en el cual como pueblo hemos podido alcanzar
beneficios sociales, políticos, educativos, económicos, que han incrementado
nuestra calidad de vida.
Mismos beneficios que se han afianzado y acrecentado
en la continuidad de quien con la humildad y grandeza se ha templado
gallardamente en los derroteros que ha sabido sortear desde el dos mil trece a
la fecha: Nicolás Maduro. Un digno hijo del pueblo que también encarna el sentir
y decorosas aspiraciones de venezolanas y venezolanos.
Es
por ello, que para los venezolanos ya no es un simple deber ciudadano el
sufragar en las elecciones. En estas elecciones regionales que están a vuelta
de unos cuantos días, una vez más —desde el proceso
impulsado por Hugo Chávez— voy con una clara conciencia del porque he de seguir
apostando al proyecto país que inició nuestro eterno Comandante Chávez y sigue
con nuestro Presidente Obrero Nicolás.
Este
15 de octubre, como pueblo empoderado regresamos a las urnas electorales, para
seleccionar a los gobernadores de 23 estados. Se enfrentarán, en paz, dos
visiones de país, pero ya quienes vamos a votar no somos Juan Bimba; la conciencia de Patria, de futuro, de cogobierno cada vez es más real… ya no somos tontos usables,
ahora debatimos, discutimos y decidimos.
Somos
protagonistas y conductores de nuestro propio destino.
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