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Promover guerras fratricidas para la posesión de riquezas naturales de un país

Por: Rafael Contreras Eslava
Cada tiempo tiene sus calorías propias, aunque el tiempo solo sabe pasar, llamamos tiempos a los periodos en los que nos echaron a andar. Que tiempos maravillosos nos han tocado en la Venezuela Bolivariana al final y al principio de dos siglos convulsionantes, vivir en contemporaneidad con gigantes no de mitología sino de carne, huesos, sudor y hambre de justicia. El más de ellos Hugo Chávez, de quien atesoramos en el corazón y la memoria las acciones, los hechos, las demostraciones constantes de amor y entrega o en otras palabras el cúmulo de historia desenmarañada.

Venimos despertando de la pesadilla que representa el neoliberalismo y sus afines métodos de delincuencia legalizada. Neoliberalismo que es el resultado o la mutación de las jerárquicas mafias del poder religioso, político, económico y militar que ha padecido la humanidad de los siglos transitados.   

¿Acaso África es un continente independiente con identidad y sabor de gentes, donde sus habitantes de culturas ancestrales pueden disfrutar de su cosmovisión en convulsión con su ajetreo dinámico histórico? Saben los dioses y los propios africanos que no.

“¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!” los invito a parafrasear a Porfirio Díaz. Pobre África, tan lejos de Dios y tan cerca de Europa.

Y es que desde el África ardiente abundan cosas que no necesitan permiso, pasaporte o visa para entrar a Europa, como los diamantes, perlas, cromo, hierro, manganeso, radio, uranio y en nada despreciable coltan, así mismo el marfil o las pieles, las especies raras, entre otros; muy bien recibidos y acogidos en la “Europa democrática, parlamentaria” patrocinadora de la OTAN y sus derivados.

Alemania, Francia y Gran Bretaña junto a su socio Estados Unidos, promovieron la destrucción de Libia dejaron el país norafricano sumido en el descontrol, sin forma de gobierno y desgarrado por los intereses trasnacionales de la industria militar y petrolera, solo mencionar Ruanda nos trae a la memoria la promovida masacre entre dos pueblo hermanos, a quienes inoculado odio jugaron a la danza de la muerte mientras los europeos les despojaron del coltan, lo anterior son solo dos ejemplos de la injerencia europea en el continente negro. Hoy los habitantes de la madre África intentan escapar de la violencia, el hambre y las dificultades generada tras el desmembramiento de las naciones.

Hemos podido ver como el “Concilio o Aquelarre de mandatarios europeos” se reúne reiteradamente en Bruselas; es escandaloso por no mencionarlo de otra manera, como estos “Lideres” manifiestan su “preocupación” por la migración de desventurados ciudadanos africanos que atraviesan el mediterráneo para llegar a las costas de la Europa en busca de las condiciones de vida que ofrecen los europeos por los medios de comunicación.

Según las declaraciones más reiteradas de los mencionados presidentes y primeros ministros de la UE. “Nosotros no somos culpables de lo que está sucediendo en África, pero vamos a ayudar con lo que sea necesario, para controlar la migración.

¿Y cuál es el regalo de la UE? Barcos, helicópteros y personal para controlar a los inmigrantes y evitar el éxodo. Porque solo los seres humanos nacidos en África no son bienvenidos en la culta Europa. Insistimos solo los seres humanos no son bien recibidos en Europa, a diferencia de las materias primas como los minerales, las piedras que después se volverán preciosas en las joyerías, solo los hidrocarburos.

En estos tiempos estamos en presencia de la más descarada “sociedad” en la historia de la humanidad.

Desde luego, es Europa quien ha saqueado por siglos al África, por supuesto que es Europa responsable de muchas desgracias de la gente en África, indudablemente es Europa quien se beneficia de las riquezas del África y es también Europa la que desprecia y pretende lavarse las manos frente a las dificultades que presenta la África de hoy.

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