El Gatopardismo
Por: Omar Pérez
En
tiempos de guerra los que no se alinean a uno de los bandos, son producto de
sospecha. Frente a individuos con ese comportamiento, la confianza se debilita.
Los enfrentamientos son más ásperos. Los sentimientos se agrietan. La angustia
se difunde. Se sospecha incluso de los que hablan de “cambio”. Los que
anhelamos la transformación, un “nuevo comienzo” y la verdadera rectificación
nos aterra que el verdadero cambio sea confiscado por los “conservadores
inteligentes” o los expertos, los históricos, “los que saben”, capaces de girar
en el último momento para no verse arrastrados por la corriente adversa.
Los
revolucionarios sospechamos de la quietud y nos esforzamos en interpretar las
señales y demandas del momento
histórico. Los conformistas, altivos y soberbios no tienen esta capacidad. La
humanidad ha tenido sus grandes avances gracias a la inquietud, angustia y
curiosidad. La película “2001, Odisea en el espacio” de Stanley Kubrick ejemplifica
esa necesidad histórica de la humanidad. . El caracazo y el 4F de 1992 son
ejemplos que ilustran como desde el pueblo y de la vanguardia revolucionaria se
llegó a un punto de quiebre histórico que dio origen a nuestro proyecto
emancipador.
“El
Gatopardismo” describe un círculo y vuelve a colocar las cosas en su punto de
partida, al menos en apariencia. La
frase “si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie” describe
la astucia conservadora ante el cambio revolucionario, muestra el cambio cínico
cuyo fondo pretende que todo siga igual. Frente al declive del esplendor, del
confort, de los privilegios y de las victorias fáciles; sectores de poder se
atrincheran frente al destino inevitable de la realidad. Para eso diseñan
estratagemas que perfilan un aparente cambio que sólo conlleva a un reacomodo
de sus fuerzas y los posiciona en un
lugar favorable en el nuevo escenario político.
El IV Congreso del Psuv debe develar y establecer la estrategia a seguir para que
esos factores poderosos lampedusianos camuflajeados sean barridos. Nuestro
pueblo en asambleas, nuestro líder,
nuestros delegados escogidos en las UBCH, los escogidos por su probidad
moral y todos aquellos con angustia por corregir el rumbo de nuestra revolución
tenemos la oportunidad histórica de impedir el fenómeno gatopardista que asecha
este momento de cambios necesarios para nuestra patria.
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