Guerra Hibrida contra los símbolos del chavismo
Por: Irma Ustáriz
Después del
asesinato del Presidente Chávez, los tanques de la ultraderecha se dirigieron a
atacar a la población a través de la guerra psicológica, los laboratorios de guerra
sucia iniciaron una escalada de
propaganda en contra del legado del Presiente
Chávez, su prestigio y las
misiones sociales las cuales han sido
emblemáticas durante los años de
gobierno de la Revolución Bolivariana. Estas agresiones reiteradas y permanentes
han sido diseñadas para someter a la
población a la incertidumbre, miedo, rabia y desesperanza con la que se ha
tratado de mermar la sensibilidad del
pueblo.
En el ámbito
internacional se desarrolló una campaña que en primer lugar trató de crear una
percepción tanto externa como interna de que la revolución bolivariana no era plausible
y que Nicolás Maduro no sería capaz de continuar
con las políticas del gobierno y el Plan de la Patria, el principal legado del
presidente Chávez. A partir de que el Presiente Maduro, asume la presidencia de
la República en 1913, se inicia una arremetida de ataques o guerra mediática sin precedentes históricos, el
objetivo era tratar de posicionar en la opinión nacional e
internacional que el gobierno recién elegido no duraría, pues Nicolás no aguantaría la
guerra impuesta en tres frentes, el mediático, económico y psicológico.
En tal sentido,
se lleva a cabo un plan para detener el desarrollo económico del país, con la
complicidad de los grupos oligopólicos nacionales, vale mencionar que estos
grupos aliados al golpe de Estado se hicieron más ricos durante el gobierno de
Chávez, apropiándose en gran parte de la renta petrolera, fuga de divisas en complicidad con algunos
bancos y funcionarios del Estado a través de la creación de empresas de
maletín y créditos subsidiados por el
gobierno a tasas preferenciales.
Una vez más la
contrarrevolución ataca no solamente la moneda con el llamado dólar paralelo
(dólar negro) impuesto desde EEUU con
la página dólar Today, brazo visible
de los ataques a la moneda, no sólo con el fin de destruir el legado económico
de Chávez, sino con el fin de destruir simbólicamente el bolívar fuerte, a través de una brutal
campaña mediática con la complicidad de gobiernos de la región como Colombia, Paraguay y Brasil. Para
destruir el andamiaje financiero y la imagen de solidez del bolívar que había
sido emblemático en el gobierno revolucionario como uno de los logros más
importantes en materia de estabilidad económica.
En el contexto
internacional, gobiernos progresistas como Brasil y Argentina, que tradicionalmente
habían sido aliados de Venezuela, fueron
depuestos como el caso de Dilma Russel y el gobierno de corte neoliberal con
Mauricio Macrí en Argentina.
Esta operación
injerencista abiertamente en contra de
Venezuela, se inicia con la orden
ejecutiva emitida por el ex presiente
Obama el 9 de marzo del año 2015, que emite una sanción contra Venezuela y la
declara como una amenaza inusual y extraordinaria. En el año 2016, Barack Obama emite una orden de continuidad
de un año de la "emergencia nacional" declarada en 2015 sobre
Venezuela donde, según indicó, "la situación no ha mejorado" y
"el Gobierno continúa erosionando las garantías de los derechos
humanos".
A esta conjura
internacional se suma la OEA, con la intervención permanente
de Luis Almagro como operador al servicio de intereses imperiales para intentar
declarar a Venezuela como un gobierno forajido que viola los derechos humanos, la
presión internacional para tratar de hacer
ver que el Gobierno de Maduro comete violaciones de derechos humanos
contra la población alegando que Venezuela debería ser intervenida, ya que la
falta de alimentos y medicinas requerían
ayuda humanitaria y debía aplicarse la carta democrática.
En tal sentido
se diseñó una operación de guerra
psicología que se inicia durante el último año de gobierno del presidente
Chávez, los medios de comunicación son
los encargados de llevar a cabo una campaña reiterada y sostenida a través de
ataques mediático para confundir a la
población, la censura de todos los logros de la Revolución Bolivariana y toda
la obra del gobierno, esta guerra se desplegó específicamente en tres frentes de lucha;
comunicacional, económico y psicológico.
Asimismo, en una segunda fase el ataque deliberado y
abierto hacía todos los símbolos de la revolución bolivariana expresado en las
misiones sociales han sido el blanco de los ataques de la contrarrevolución,
programados con el apoyo internacional y ejecutado por mercenarios contratados
por diputados de la MUD de los que
ya se conocen algunos nombres. Tomás Guanipa, José Guerra, Freddy Guevara y
Richard Blanco militantes de los
partidos PJ y VP son operadores de
los últimos actos terroristas ocurridos
en la ciudad de Carracas, responsables
confesos de los homicidios y daños
ocasionados al Estado y al patrimonio
público y privado; daños que hasta la fecha no han sido cuantificados.
Las últimas
agresiones al Centro Materno Infantil Hugo
Chávez que atiende a niños y mujeres
embarazadas, ubicado en el Valle, las arremetidas violentas contra los urbanismos de la Gran Misión Vivienda
Venezuela, Instituciones educativas, organismos del Estado, avenidas y
autopistas en Caracas y en algunos estados del interior del país, son sólo una
muestra de que en un hipotético o supuesto negado de que la contra llegará a
tomar el poder, no durarían ni un instante en aplicar en Venezuela –como ocurrió
en Chile después de la aplicación del
Plan Cóndor diseñado desde Washington con el apoyo de las dictaduras militares
de Argentina, Chile, Paraguay, que sirvieron como escenario para arrasar
cualquier movimiento que era considerado una amenaza– la doctrina de Shock, la tortura,
las desapariciones forzosas, el asesinato masivo de chavistas, líderes sociales
y comunitarios, para erradicar todo vestigio de socialismo en la Región.
No queremos para
Venezuela un escenario como el que ocurrió en algunos países del Cono Sur y la imposición a sangre
y fuego de gobiernos neoliberales.
Publica un comentario