Venezuela: ASEDIO EN SOL MENOR
Por: Rafael Contreras
En río revuelto ganancia de
pescadores, podríamos aplicar este viejo y conocido refrán popular al fenómeno
“bachaqueril” desatado en nuestra Venezuela Bolivariana, Socialista y Chavista,
donde se ha proliferado el evento de reventa de todo tipo de productos sean de
primera, segunda o subsiguientes necesidades humanas. Y es que no es extraño
que se acerque un abogado ofreciendo toallas higiénicas, o un médico cirujano
especialista en el riñón derecho preguntando si en tu casa compran detergente
en polvo, o alguno de sus vecinos promocionando harina de trigo, leche, café,
repuestos para motocicleta, papel de carta, pasajes aéreos, cupos cadivi,
celulares, etc.
La dinámica
entre escasez y acaparamiento tiene un familiar enfermo, diseminado entre las
colas de abastos, droguerías y panaderías. Habrá que incluir entre la lista de
bienes y servicios de la nación y en la Carta Magna, la profesión y
especialización de bachaquer@ e introducirla en el campo de las que pagan
impuestos municipales, estadales o nacionales. Intentar realizar las ventas
directas a los mencionados profesionales obviando la comercialización en los ya
conocidos y tradicionales negocios de
supermercados, centros comerciales, bodegas, “chinos” y afines. Es que recordando
aquel viejo tango de Carlos Gardel “Siglo veinte cambalache problemático febril, el que no
llora no mama y el que no roba es un gil” resaltaremos aquí para enfatizar la famosa viveza
criolla de la que tanto nos quejamos, o nos sentimos orgullosos. Muchos hogares
venezolanos se han convertido en bodegas de reventa de productos con una
especulación en los precios que supera nuestra capacidad de asombro.
En quince
años de revolución bonita como me gusta seguirla llamando, se han reivindicado
los valores de la inclusión social y hemos podido constatar como la educación,
la vivienda, la salud, la canasta familiar, entre otros, se convirtieron en
“artículos” accesibles y asequibles
para la familia, no es despreciable el reconocimiento internacional de la CEPAL,
organismo adscrito a la ONU que ratifica en su informe de 2015 que nuestra
hermosa patria a cumplido con las metas del milenio de: Erradicar
la pobreza extrema y el hambre, Lograr la enseñanza primaria universal, Promover la igualdad entre los sexos y empoderamiento de la mujer, Reducir la mortalidad de los niños menores
de 5 años, Mejorar la salud materna,
Combatir el VIH/Sida, la malaria y otras enfermedades, Garantizar la sostenibilidad del medio
ambiente, Fomentar una alianza
mundial para el desarrollo.
Recién el
presidente Maduro acaba de inaugurar el hito de la casa número 1 millón 700 mil,
a 300 mil abuelos se le reconoce su derecho a la pensión digna, el aumento del
salario es constante y en porcentajes apreciables. Sin lugar a dudas en nuestra
Venezuela las condiciones de vida o lo que llaman algunos profesionales, la
calidad de vida y la equidad social ha podido ver sus mejores años.
Ahora bien ¿de dónde surge ese afán desmedido de consumo
y acaparamiento para la posterior reventa? Dejo servida la mesa… ¿Somos ahora lo que
hemos sido siempre? ¿Es producto de las revoluciones aflorar nuevas conductas? ¿Habrá
en algún
lugar cercano o lejano, un grupo de “buenas gentes” planeando cosas
dudosas como esconderle la santa
leche de todos los días a los niños y niñas venezolanos, para impedir que nuevos
republicanos comunitarios resurjan de esta vorágine?
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