Economía tipo today
Por: Rafael Contreras
Colombia
se sostiene sobre la base de un narco-estado amparado por el gobierno
norteamericano tras la aplicación del oscuro “Plan Colombia” y es que no se
puede ocultar que la gran fábrica de drogas ilícitas del planeta es la nación
ocupada por bases militares norteamericanas y oficinas de la DEA, Estados
Unidos es al mismo tiempo el gran consumidor de las mismas, con una población
adicta a las drogas por encima de los 30 millones, por lo que estas naciones
son socias en un negocio despreciable y en crecimiento, que produce riqueza
incalculable y casi incontrolable, que presenta un problema a la hora de
legitimar sus dividendos.
Si
tenemos en cuenta que la frontera colombo-venezolana con una extensión de 2.219
km se muestra prolíficamente activa y ha sido considerada entre la primera y
tercera frontera más movida del planeta de sobremanera en los puntos entre
Cúcuta y San Antonio, lo que la hace atractiva y oportuna para el movimiento de
ingentes sumas de dinero. Más desde los años 1990, con el auge del
paramilitarismo, Cúcuta una ciudad sin economía propia se fue debilitando,
profundizada tras la recesión económica y la caída de la moneda venezolana, lo
que impulsó a parte de la población de la mencionada ciudad a emigrar hacia el
interior de Colombia y de la misma manera a Venezuela.
Otro
aspecto a considerar es que con el surgimiento de la revolución bolivariana en
1998 y su decisión de nacionalizar el petróleo y rechazar las políticas
económicas neoliberales ideadas por FMI y sus aliados, la ciudad de Cúcuta ha
servido de bastión desestabilizador de la economía y la seguridad venezolana,
evidenciado en aspectos como ingreso de paramilitares a territorio venezolano y
la aplicación del artículo 8 del año 2000 emanado del Banco de la República de Colombia
donde autoriza a las casas de cambio a fijar los precios de compraventa de
moneda venezolana.
Y es
que pese a las dificultades que atraviesa esta ciudad se evidencia que Cúcuta
ha venido “desarrollándose” en materia de infraestructura pública y comercial,
paralelamente a los episodios caóticos en materia cambiaria con relación
bolívar-peso, el turismo y el movimiento comercial en la frontera disminuyo de
manera vertiginosa y la ciudad es una de las más costosas para vivir del País,
lo que se refleja en los altos precios de los alquileres y servicios públicos,
se construyen grandes y desolados centros comerciales, al igual a la vialidad
que sorprende por su innecesaria utilidad. ¿Cómo sobreviven los comerciantes
con bajas ventas y pagando excesivos servicios? ¿Cómo la administración pública
patrocina estas construcciones, si las arcas de la ciudad están aparentemente
vacías?
El
complot empieza a develarse, por un lado está Venezuela la vecina que
para 1998 tiene un gobierno proclive a resolver los problemas sociales desde la
reivindicaciones sociales, que ha desafiado el “nuevo orden mundial”, y que se
atreve a pensionar a los abuelos y a tener educación y salud gratuita para sus
ciudadanos y entre otras medidas no permite el monopolio y le hace creer a los
pobres que tienen derechos, reiteramos por el otro lado Colombia, un
narco-estado súbdito con una oligarquía que gobierna defendiendo los intereses
transnacionales.
La
dirigencia política de Cúcuta permite y defiende el contrabando de extracción de
los productos de Venezuela, entre ellos, combustibles, alimentos, medicinas,
electrodomésticos y divisas. Lo anterior, lleva a que los narcodolares deben
ser legalizados pues son recursos obtenidos a través de actividades ilícitas,
por otro lado, en Venezuela funciona el llamado dólar paralelo que es usado
para destruir la economía del país.
Ahora
bien, el marcado cambiario en la frontera es controlado por el paramilitarismo
que es al tiempo quien ejecuta el tráfico de drogas y que operan en complicidad
con empresarios venezolanos quienes manipulan parte de las divisas
suministradas por el estado venezolano a tasas oficiales e incluso
preferenciales, para la importación de medicinas y productos de la canasta
básica.
Gran
parte de los dólares en Venezuela terminan en el llamado mercado negro o
mercado paralelo, manipulado desde Miami a través de la página web Dolartoday y
que fija de manera arbitraria precios del mercado cambiario sin análisis real,
ni justificación de mercado en relación al PIB, pero que tiene su asiento en el
respaldo que le da el gobierno colombiano a las casa de cambio en la frontera,
estas que recibe las divisas venezolanas y les permite a la vez, lavar grandes
cantidades de narcodolares y de paso desangrar la economía bolivariana.
El
mercado no se mueve, ni se mantiene por obra y gracia de ninguna “mano
invisible” como intentan hacernos creer, postulado que se apoyan en los
fundamentos de Adam Smith, por lo menos en Venezuela la mano pudiéramos decir
que; es de una mano de imbéciles subordinados a intereses de los amos de los
oligopolios, pues el mercado se ha vuelto tan absurdo como incoherente, sus
actores que vale decir no son protagonistas sino extras y de papeles
secundarios hablando en términos del celuloide, pues se prestan para un juego
desestabilizador de la función económica en el que, son mecate de su propio
pulpito.
En el juego desestabilizador de la moneda y la economía
ha caído el pueblo cómplice ingenuo al dejarse seducir por una ganancia rápida
y efímera, muestra de ello, es la compraventa de vehículos y el “bachaqueo” de
medicinas y productos de la canasta básica; algo similar ocurrió con los
“raspacupos” que viajaron con dólares de divisas del estado para llevar ese
dinero y contribuir con el mercado “negro”.
Tal parece fascinadora la
propuesta del capitalismo y la inocente fechoría de acumular productos, muchos
de ellos inútiles, algo que jugamos sin importarnos las reglas de ese juego
para que siempre favorezcan a quien creemos fuerte; los dueños del capital,
manipuladores de los medios de producción. En oposición, el poderoso siempre
será el pueblo apoderado de su sudor.
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