La guerra de todos los días
Por:
Adelso Moran
Es necesario
iniciar este tema con un poco de sarcasmo para hacer algo digerible un tema que
puede ser complicado de explicar sin correr el riesgo de ahogarnos en un mar de
conceptos y un lenguaje técnico que no nos llevara a nada, teniendo en cuenta
circunstancias tan fuera de lo común como las que vivimos, enfrentamos y padecemos
desde hace algún tiempo. Las que
probablemente tardaremos en resolver ya que en el futuro las venideras
generaciones de venezolanos, es decir nuestra descendencia, estarán expuestos a
los coletazos de lo que podemos definir como una guerra total contra nuestro
pueblo; que abarca desde el campo de la economía hasta la intoxicación
mediática.
Una guerra total que difícilmente podamos
encontrar referentes históricos en lo cual otros procesos revolucionarios o
progresistas hayan podido aguantar tantos ataques durante un periodo de tiempo
tan extenso sin sucumbir, desmoronándose y cayendo en las garras de una dictadura neoliberal
tutelada desde el norte, que entregan todo sus recursos en bandeja de plata al
gobierno corporativo mundial. Ya son 5 años desde que la guerra recrudeció, si detallamos
cada ataque por magnitud de daños causados a la nación llenaríamos mas de una
enciclopedia y de seguro quedaría para publicar varios tomos. Por tanto es mas
que suficiente enumerar la tan efectiva artillería sicológica a la que se ven
expuestos los ciudadanos de todos los estratos sociales que combaten en este
conflicto impuesto desde el exterior con
intereses bien claros sobre nuestros recursos y con apoyo de factores internos que
pretenden la silla de Miraflores para así poder saquear la patria.
Desde tempranas
horas del día se inician las hostilidades contra el común que sale para el
trabajo, la universidad, a llevar los chamos al colegio, etc., que deben
trasladarse al sitio anhelado en unidades de transporte destartaladas en las
que sufren un atraco sin armas, ya que estas aumentan el pasaje de forma
constante y desproporcionada teniendo como justificación los aumentos de
salario que se realizan para proteger el poder adquisitivo del pueblo. Continuamos
en orden numérico con el recorrido y llegamos a las largas colas para adquirir
efectivo o realizar cualquier transacción bancaria en entidades que vienen
jugando al desplome de la paciencia de sus usuarios o clientes echándole la
culpa al gobierno central de su negligencia, después y de tercero en la lista nos
encontramos envueltos en una intensa búsqueda de alimentos que se convierte en
una travesía digna de las aventuras épicas de la historia griega ya que cada
producto varía en dependencia de la inescrupulosa conciencia de los vendedores
de diferentes rubros que van aumentando en cada escala de su transito por la
cadena de comercio. Como complemento y para sazonar el día hay que tener que
aguantar el sin fin de opiniones negativas en contra de un supuesto régimen
opresor que obliga a los jóvenes a escapar a cualquier país en el que se
encuentre trabajo, así sea de vendedor de tisanas o de pedigüeño en las
unidades de transporte público, sin olvidar que además culpan a Nicolás Maduro
hasta del constante cambio de clima en el país.
Así culmina el
día con un bombardeo incesante contra tu cabeza y bolsillo, pero esperen un
momento, cuando al fin llegas a la casa –tu hogar- el enemigo más cercano que
se llama televisor y sus secuaces llamados celular y computadora te sueltan una
metralla de dardos negativos mal intencionados que terminan de quemar tu
cerebro. Ahora sí, terminó tu día, sobreviviste, pero tienes la moral mas baja
y la capacidad de aguantar la próxima salida a la calle echa trisas… pero justo
en ese momento miras a tus hijos jugando con una sonrisa despreocupada y a tu
mujer recordando las hazañas de un guerrero llamado Hugo Chávez y a su hijo
Maduro. Te entra un airecito para seguir peleando y no darles el gusto a los
enemigos de la patria que son los causantes de todo este campo minado en que se
ha convertido nuestra cotidianidad.
Cuando salga el sol de nuevo ponte de pie y continua
la pelea que el futuro y el socialismo espera por nosotros.
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